viernes, 17 de febrero de 2012

La blanca sonrisa

 Hoy al levantarme he mirado por la ventana, empezaba a amanecer.
Siento un pajarito todas las mañanas que me anuncia que estoy viva que me acabo de despertar.
La mañana era preciosa, el sol brillaba con fuerza y pese al intenso frió la sensación de bienestar llenaba todos los poros de mi piel.
He desayunado en paz solo el sonido de mi respiración me acompañaba.
Bajar a comprar al super y dar una vuelta por el parque para ver la fuente helada, era hoy una de mis ilusiones, no suele pasar por aquí muy a menudo las frías noches, somos mas de cálidas.
Abrigada y tranquila he entrado a comprar, era pronto y compartian conmigo el espacio, personas como yo a las que la edad no deja dormir, o que temen no llegar a tiempo de hacer sus tareas, o que han dejado a los niños en el cole...
Mi corazón se ha enfriado ya no me servía el abrigo cuando al salir he tropezado con un hombre de mediana edad que pedía en la puerta...
Que tristeza reflajaba su rostro, pasabamos indiferentes, no era más que una piedra más en la calle. Que soledad. Su color nos decía que su viaje a Itaca lo había hecho en patera, con un montón de ilsiones por compañia.
Que error ha cometido no somos como el pensaba, se ha quedado sin sueño y sin sus seres queridos.
Aquí a pasado a ser un grano de arena, quizas más invisible que los de su desierto.



He soltado en el cuenco de su mano una moneda y me ha devuelto una blanca y maravillosa sonrisa. Creo que no me la merecía.

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